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La dislexia en niños

Publicado: 31 de julio de 2020, 13:12
  1. Dificultades de aprendizaje
La dislexia en niños

Creemos que los niños y niñas que tienen dificultades en lectura y que cometen errores a la hora de escribir son niños afectados por esa expresión conocida como dislexia. Pero no es así exactamente, si tienes interés en el campo de la dislexia en niños, has llegado al lugar adecuado, sigue leyendo.

¿Qué es la diselxia?

"Dislexia, dificultades lectoras o trastornos de lectura, entre otros, han sido vocablos empleados para referirse a dificultades en lectura que no se pueden atribuir a una discapacidad intelectual, a una discapacidad sensorial, a la carencia de motivación, a problemas emocionales o a un déficit educativo", según nos comenta Andreu i Barrachina.

Es relevante además el momento en que se produce la dislexia en niños, ya que se puede hablar de dislexia de desarrollo (durante el proceso de aprendizaje de la lectura) o dislexia adquirida (como consecuencia de una enfermedad o traumatismo en personas que habían logrado el proceso lector).

Entonces, ¿qué es la dislexia?

Es una dificultad específica de aprendizaje de origen neurobiológico, ya que se han encontrado diferencias significativas entre el cerebro de una persona con dislexia y personas con un nivel lector normal. En cuanto a los estudios genéticos se ha demostrado que la dislexia tiene un carácter hereditario y, por lo tanto, es un trastorno de origen genético.

Las personas con dislexia se caracterizan por tener una inteligencia promedio o normal, oportunidades socioculturales y de enseñanza, y no tienen dificultades físicas (visuales o auditivas) que puedan ocasionar problemas lectores.

Existe un consenso en que suele ocasionar un déficit en el procesamiento fonológico, en el uso y retención de la información verbal, en la discriminación y categorización de los sonidos y en el recuerdo y decodificación de palabras.
Todas estas dificultades pueden entorpecer o ralentizar el proceso de aprendizaje de la lectura, pero no tendrían peso por si solas para suponer la existencia de dislexia en niños, ya que debido a la complejidad inherente de las bases neurológicas y la singularidad de cada caso podrían existir diferencias en cuanto a estas dificultades.

Entre los psicólogos y los terapeutas profesionales, la definición que se toma como referencia es la de la última edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) o DSM-5, de 2013, en el que deja de usarse la palabra dislexia.

Desde ese momento, se utiliza un término alternativo para referirse a un patrón de dificultades del aprendizaje que se caracteriza por problemas con el reconocimiento de palabras en forma precisa o fluida, deletrear mal y poca capacidad ortográfica.

Lo llaman trastorno específico del aprendizaje y una vez diagnosticado debe especificarse si dicho trastorno se da:

  • con dificultades en la lectura (afecta a la precisión en la lectura de palabras; a la velocidad o la fluidez de la lectura y a la comprensión lectora).
  • con dificultades en la expresión escrita (influye en la corrección ortográfica, gramatical y de la puntuación, y a la claridad u organización de la expresión escrita).
  • con una dificultad matemática (sentido de los números, memorización de operaciones aritméticas, cálculo correcto o fluido y razonamiento matemático).

Cada una de estas manifestaciones se corresponde con los términos tradicionales de dislexia, disgrafía y discalculia, respectivamente.

Criterios de clasificación y tipos de dislexia

Como ya hemos visto anteriormente, la dislexia es un trastorno que afecta al aprendizaje de la lectura. Ahora bien, hay una gran variabilidad en las dificultades que muestra la población de niños con dislexia, por eso no todos los niños que tienen dislexia presentan las mismas características.

Por este motivo, se han propuesto unas tipologías que responden a la agrupación de determinadas características. Para poder clasificar a los niños en uno u otro subtipo se requieren unos criterios claros y mutuamente excluyentes que sitúen claramente a cada niño en uno u otro grupo, de entre los que se destacan estos:

  • los errores en la lectura y la escritura de las palabras (Boder, 1970, 1973).
  • la exactitud en la lectura de palabras y pseudopalabras y velocidad lectora (Lovett, 1984).
  • la lectura de palabras irregulares y pseudopalabras (Castles y Coltheart, 1993; Manis y otros, 1996).
  • el tiempo de latencia en la lectura de palabras y pseudopalabras (Sprenger y otros, 2000; Jiménez y Ramírez, 2002).

Estos criterios son más o menos efectivos en función de cuál es la lengua de los lectores, dado que el tipo de errores que presentan difiere en función del grado de consistencia ortográfica la lengua. La consistencia ortográfica es el nivel de correspondencia, dentro de cada sistema alfabético, entre grafema y fonema.

Por ejemplo, el idioma español tiene un sistema alfabético en el que se encuentra mucha correspondencia entre el fonema y grafema que lo representa. A este tipo de idiomas se les llama “idiomas transparentes”.

Tipos de dislexia

Generalmente se conocen tres tipos de dislexia: dislexia fonológica, dislexia de superficie y dislexia mixta, veamos cada una de ellas.

Dislexia fonológica

La dislexia fonológica se caracteriza por una dificultad a la hora de emplear la ruta fonológica para leer las palabras, pero tienen mejor preservada la ruta léxica. De esta forma, las personas con dislexia fonológica tendrían dificultad a la hora de convertir grafemas a fonemas a la hora de leer.

Así, los problemas aparecerían en lectura de pseudopalabras o palabras inventadas, pero se reducen las dificultades en la lectura de palabras más frecuentes o que ya conocen de antemano. Las principales dificultades que se pueden observar son:

  • errores en la lectura de palabras similares (ejemplo: pelota en vez de peluda).
  • cambiar la terminación de palabras dando lugar a una derivada (ejemplo: dormían en vez de dormirán).
  • cambios de palabra en la lectura debido a que coincide la parte inicial de la misma (ejemplo: montaña en vez de montador).
  • sustitución de palabras debido al contexto de la frase en la que se encuentra (ejemplo: el perro muerde un hueso de carne en vez de el perro muerde un trozo de carne).

Dislexia de superficie

La dislexia de superficie se refiere a dificultades en el uso de la ruta léxica para leer palabras, pero está preservada la ruta fonológica; es decir, realizan conversiones de fonemas-grafemas para decodificar la lectura de cualquier palabra, incluso de aquellas que ya conoce.

Como consecuencia, en este caso se daría la lentitud ante la lectura de palabras tanto frecuentes como pseudopalabras. Las principales dificultades que se pueden observar son:

Se percibe dificultad en la fluidez con repetición y/o separación de sílabas.

  • No se respetan los signos de puntuación.
  • No leen correctamente anglicismos o palabras derivadas de otros idiomas.
  • Dificultad para diferenciar los significados de palabras homófonas.
  • Afectación de la compresión lectora a causa de la escasa fluidez lectora.

Dislexia mixta

La dislexia mixta engloba dificultades en las dos rutas, léxica y fonológica; por lo tanto, los errores existen a la hora de leer palabras reales y pseudopalabras al existir alteración en ambas rutas.

¿Cuándo se debe buscar un diagnóstico y empezar la intervención?

A pesar de todo lo anteriormente mencionado, la dislexia, con la debida intervención y apoyo psicoeducativo, no supondría un problema para la persona en ninguno de las áreas anteriormente mencionadas, ya que dicha intervención daría las herramientas y apoyos básicos que la persona necesita para superar los retos con los que se va encontrado día a día.

Sin embargo, esta intervención debería ser específica y centrada en el caso, por ello, de forma previa debería realizarse una valoración específica para detectar las habilidades afectadas, los puntos fuertes y las áreas en las que debería de recibir mayor apoyo.

En cuanto a esto existen diferentes opiniones, ya que algunos aconsejan que el diagnóstico se retrase hasta comprobar que existen dificultades fehacientes de que existe un trastorno y que no estamos ante un caso con dificultades relacionadas a la adquisición de la lectoescritura. Por lo que, según esta creencia, el diagnóstico no podría realizarse de forma previa a los 8 años, ya que es necesaria la existencia de un retraso de dos años en cuanto al aprendizaje lectoescritor.

Por otro lado, Rufina Pearsons (2017), doctora en Dislexia, afirma que no sería necesario esperar a los 8 años para poder realizar un diagnóstico, ya que la dislexia se puede detectar de forma mucho más precoz e insiste en la necesidad de realizar una intervención temprana.

Por esto mismo, de forma previa a este diagnóstico (antes o no de los 8 años), es fundamental observar y detectar aquellos signos de presencia de dislexia en niños desde edades tempranas, ya que se puede realizar una intervención preventiva que ayude, no sólo al niño o niña con dislexia, sino a todo el grupo clase, a solventar los obstáculos que el aprendizaje lectoescritor puede suponer.

Para este trabajo de detección temprana existen diferentes herramientas estadísticas que nos pueden ayudar a discernir si nos encontramos ante un caso con riesgo o no de dislexia, pero también podemos realizar este trabajo de detección a través de la observación de diferentes signos en función de la edad del escolar como, por ejemplo, los siguientes:

  • De 3 a 6 años. Vocabulario reducido, dificultad para pronunciar y confusión de palabras con sonidos similares, dificultad para establecer correspondencia entre fonemas y grafemas, problemas para reconocer su nombre escrito, distracciones frecuentes a la hora de hacer tareas, problemas con el aprendizaje de conceptos básicos como colores y tamaños, torpeza y lentitud de motricidad fina y gruesa.
  • De 6 a 9 años. Persistencia de dificultades de la etapa anterior, problemas para aprender conceptos espacio-temporales, errores en cuanto a sustitución/omisión/inversión de fonemas en la lectura, escasa fluidez lectora, problemas para generalizar normas de ortografía reglada.
  • A partir de 9 años. Persistencia de dificultades de la etapa anterior, escritura lenta y poco organizada, dificultades de comprensión lectora, diferencia notable entre el esfuerzo realizado y éxitos alcanzados, apatía, baja autoestima y poca tolerancia en cuanto a la frustración de actividades académicas.

En cualquier caso, queremos hacer hincapié en la necesidad de realizar un diagnóstico específico, ya que sólo gracias a esta valoración se podrá determinar de forma certera de la presencia de dislexia, ya que no se puede negar o afirmar la existencia de este trastorno sólo por la observación de dificultades en torno a las habilidades lectoras de una persona, sino que además deberemos observar si existe un empobrecimiento de la calidad de vida de la persona debido a estas dificultades.

Los problemas de lectura se pueden manifestar en dos aspectos diferenciados: el alumnado con dificultades para leer palabras y para comprender textos; y, también aquellos que leen perfectamente, pero presentan problemas de comprensión lectora.

En el primer caso se hablaría de un trastorno de aprendizaje de la lectura, pero en el segundo, estaríamos ante un trastorno de comprensión lectora. Entonces, se espera que los niños que entren en este grupo serían niños que requieren de esfuerzo a la hora de leer, su lectura suele ser lenta, y cometen muchos errores en la lectura por la dificultad que encuentran a la hora de decodificar o reconocer palabras.

Dislexia en niños: ¿cómo se puede sentir una persona con dislexia?

Para comprender esto deberemos ser creativos e imaginar por un momento que vamos a un país extranjero, con un idioma muy distinto al nuestro, por ejemplo, India. Tenemos que aprender desde el inicio su idioma, por lo tanto, deberemos aprender primero a distinguir los diferentes sonidos e intentar relacionarlos con las letras, que, además, desde nuestro punto de vista son muy parecidas.

Además, según la composición de esos sonidos y de esas letras tan abstractas para nosotros, podemos ir configurando las diferentes palabras del idioma, pero es muy difícil leerlo, ¿verdad? Una persona con dislexia tiene precisamente este mismo problema.

Seguramente nuestro aprendizaje como persona extranjera de ese idioma sea lento, torpe y nos canse terriblemente, porque tenemos que estar poniendo en marcha todos nuestros recursos cognitivos para poder aprender este difícil idioma.

Con cierta ayuda y estrategias podremos superar esta complicada tarea, pero nunca dejaremos de ser un extranjero que ha aprendido ese idioma con mucho esfuerzo, por lo que casi seguro que cometeremos errores a lo largo de nuestra aventura en ese país.

Este sobreesfuerzo hace que no sólo sea complicado el leer, sino comprender lo que se lee, escribir lo que me están dictando, estudiar, aprender una lengua extranjera… Esto no significa que estemos ante personas poco competentes, sino que estamos ante personas que necesitan gastar recursos cognitivos en tareas, que en otras personas se suponen automatizadas. Por extensión, cumplir con las exigencias educativas curriculares establecidas en nuestro sistema educativo puede suponer un gran reto.

En muchas ocasiones, debido a todo esto y sin considerar lo explicado anteriormente, se tilda a las personas con dislexia de inatentos o de despistados, a pesar de que ponen todo su empeño y necesitan más tiempo y esfuerzo en realizar las tareas que a los normolectores nos suponen casi tan sencillas como respirar.

El no reconocimiento de ese esfuerzo y el no ver los resultados a tanto trabajo suele afectar a las personas con dislexia y hace que tengan baja autoestima, trastornos afectivos e inseguridad. En este sentido, los trastornos más frecuentes son los relacionados con el sueño, alimentación, autoconcepto, problemas de conducta (desafiantes, disruptivas…), ansiedad y estrés…

La pérdida de motivación y fracaso constante ante cada una de las tareas a las que se van enfrentando todos los días supone la generación de conductas de evitación, así como estrategias de afrontamiento poco adecuadas.
Teniendo todo esto en cuenta, la persona que trate  con un niño con dificultades de aprendizaje, como por ejemplo la dislexia, debería tener la sensibilidad y empatía suficiente para ayudarle a enfrentarse de la mejor forma ante las tareas, sin presión y respetando sus tiempos, ya que sólo de esta manera conseguiremos que el niño se considere capaz de superar los retos que se puede encontrar, ya sean académicos o no.

En este sentido, la normalización de errores, el desarrollo de la inteligencia emocional y el fomento de la empatía se pueden considerar herramientas fundamentales dentro de la intervención temprana, tanto para el niño con dislexia como para el grupo clase.

En definitiva, es imprescindible que los profesionales que trabajan con niñas y niños con dificultades de aprendizaje sean conocedores de las dificultades a las que se enfrentan cada día los menores para hacer accesibles los contenidos objeto de enseñanza-aprendizaje.

En Lapis de Cor tratamos la dislexia en niños

En nuestro centro, ante cada caso individual de dislexia en niños se parte de una valoración específica en la que se detectan tanto puntos fuertes como dificultades para la posterior intervención. A partir de este trabajo inicial se realiza un trabajo planificado que permita superar esas dificultades observadas.

En el día a día trabajamos con metodologías inclusivas que permiten a todos aprender a partir de los intereses individuales, respetamos los tiempos de cada uno, proponemos retos alcanzables, colaboramos con los centros educativos y asesoramos a las familias en el día a día.

Todo este trabajo ayuda a que los niños y niñas aprendan estrategias adecuadas de enfrentamiento ante las dificultades que se le presentan y favorecen el desarrollo de un autoconcepto académico adecuado, y, por ende, su autoestima.

Si deseas más información o tienes alguna consulta, no dudes en contactar con nosotros.

Autoras

  • Verónica Fernández
  • Cristina Herrera

Referencias bibliográficas

  • Andreu i Barrachina, L. (Ed.). (2014). La dislexia. En Trastornos de aprendizaje de la lectura (1.ª ed., pp. 55–97). Barcelona: Oberta UOC Publishing, SL.
  • Palacios, S. G., & STRNADOVA, I. (2009). Tratamiento educativo de la diversidad en las dificultades específicas de aprendizaje. Editorial UNED.
  • Rello, L. (2018). Superar la dislexia: una experiencia personal a través de la investigación. Ediciones Paidós.
  • Silva, C. (2020). Método diverlexia: Intervención psicopedagógica de la dislexia. España

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